Compañerismo, camaradería, simpatía, cariño, aprecio, amor, conexión, afecto, simplemente efímeros y desinteresados momentos de complicidad, pacto, afinidad, destino,…, a veces, siempre y muy a menudo satisfactorio para ambas partes, también otras muchas insatisfecho y otras a veces lamentablemente truncado.
Desde los inicios hasta en el hemiciclo de la rueda en la que nos desarrollamos, esa perra y magnífica modelable eternidad de momentos que vuelan sobre el tiempo. Nos damos cuenta y evaluamos, ya no estamos en el descubrimiento continuo, aunque sorprendentemente aún nos queda mucho por revelar, y a una mente impávida llena de anhelos, constante en la necesidad incesante de explorar sensaciones, culturas, mundos, modas, lenguas, noticias continuas, e incluso tal vez nuevos ‘Kommilitonen des Lebens’.
Qué difícil es encontrarla, cuidarla, quererla y qué fácil es traicionarla y tornarla.
Ahí podríamos encontrar casi el 99% de nombres que van cayendo como si estuviéramos en trincheras, desde el principio hasta el momento actual, como si fuese un índice de apelativos, que en algún lugar de la memoria todos ellos se llevan buenas y no tan amables fotografías, pero al fin y al cabo, cómo en todas las contiendas irremediablemente expiran.
Está claro que no se concibe una vida sin poder disfrutar de esos buenos momentos, pero a veces por necesidad de estar bien con uno mismo hay que buscar alternativas.
Cuándo no se aporta lo que uno necesita, hay que rebuscar,… qué le vamos a hacer a veces muy difícil de sustituir y otras muchas tan sencilla, la investigación es la única alternativa a la evolución humana, incluida la introspectiva del ser.
Pero hay que aceptar que lo mejor siempre está por llegar, porque lo vivido no alimenta el alma ni el espíritu, sólo da de comer a los abuelos cebolletas.
Y cuándo desconocidos te dicen que tenía que ocurrir, te das cuenta de que así es, el duelo desaparece y el segundero lo finaliza. Y entonces analizas, quién puede ser el siguiente que no merece el minutero, por no haber sido capaz de estar ahí, y haberse posicionado sin querer hacerlo. Siempre apelando a la pasividad y a la bondad opaca.
Tic-Tac, tal vez a tiempo, o tal vez ya demasiado tarde… Gracias de todos modos.